En el año 2003 tuve oportunidad de conocer y escribir un artículo sobre la historia de Nahamán Carmona López, y exponerlo en el curso de derechos humanos, hoy 17 años después, vuelvo a encontrarme con este interesante tema, que nunca salió de mi cabeza; en este caso al hacer una investigación sobre la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y diferentes instrumentos internacionales sobre el tema de Niñez y Adolescencia, de esa cuenta de la lectura de esos Instrumentos y Recomendaciones Internacionales recordaba esta y otras violaciones a los derechos humanos de la niñez por parte del Estado de Guatemala, encuentro el momento propicio para compartir nuevamente el artículo, a efecto de no perder esa memoria histórica.
La historia de Nahamán Carmona López. 13 años En la noche del 4 de marzo de 1990 Nahamán y otros niños de la calle estaban inhalando pegamento en la 6ta avenida, 12 calle en la Zona 1, ciudad de Guatemala.Después de la medianoche, cuatro policías nacionales uniformados salieron del cuartel de la Policía y vieron a los niños. Uno de ellos sacó su arma. Los niños corrieron, pero cuatro, entre ellos Nahamán, fueron detenidos. Para enseñarles una ” lección por estar inhalando pegamento”, los policías les quitaron las bolsas con pegamento y empezaron a derramar el tóxico sobre sus cabezas. Nahamán el mayor de los cuatro se resistió. El policía arrojó al niño al suelo y lo pateó sin parar durante varios minutos. El compañero que estaba con Nahamán esa noche relata: “Yo ví todo, como lo golpearon, lo tiraron al suelo, se paraban encima de él, en el estómago, lo pateaban, le pegaban con esas ondas que cargaban… De allí se fueron, y llegué yo a ver, todavía estaba vivo pero no se podía ni mover, ni nada, ni podía hablar estaba más que todo inconsciente”.Nahamán murió diez días más tarde, con seis costillas rotas, contusiones en el 60% de su cuerpo y el hígado destrozado. En una batalla dura de casi cuatro años Casa Alianza logró la condena de los cuatro policías a 12 años de cárcel y a pagar $830.00 como reparación civil de daños a la familia de Nahamán. Esta compensación no ha sido pagada por ellos ni por el Gobierno. Para sorpresa de Casa Alianza los culpables fueron liberados en Agosto de 1996, después de cumplir apenas la mitad de su sentencia. |
Es más conocido ahora, muerto, que durante su corta vida en las calles de la siniestra Ciudad de Guatemala. Él y su familia llegaron a Guatemala como refugiados, escapando del salvajismo de la guerra en El Salvador.
En su búsqueda de paz y de supervivencia, sólo encontró abandono, violencia y muerte.
Se llamaba Nahamán, era un niño cualquiera, un niño de 13 años en Ciudad de Guatemala. Una noche, mientras deambulaba por las calles, fue pateado hasta la muerte por cuatro policías que lo encontraron y decidieron castigarlo. ¿Su crimen? Ser un niño de la calle… un subhumano sin pedigrí, un molesto recuerdo de las perniciosas tendencias de Guatemala, la mortificante personificación de una sociedad en decadencia, un chivo expiatorio. Y, ahora muerto, un mártir.
Cuando enterramos a Nahamán, el 14 de Marzo de 1990, en su lápida se leía: “Yo sólo quise ser un niño, pero no me dejaron”. Nahamán ha sido el primer niño que he visto morir. Y dolió mucho, muchísimo. Y todavía duele. Y siguió doliendo cada una de las múltiples veces que enterramos a otros niños, desde esa fecha hasta ahora. Y ahora, en 1998. Ahora que ya hemos tenido que comprar más terrenos para ampliar el cementerio, y que poner nuevos cementerios en otros países. Y cada uno de los días en los que, desde entonces y todavía, han seguido y siguen muriendo más niños y niñas.
¿Por qué esto? ¿Por qué?
Si te contáramos en qué anda ahora cada uno de tus amigos, Nahamán… algunos no han tenido muy buena suerte. Gabriela se metió en lo de la prostitución, vendiendo su cuerpo para poder sobrevivir. Algunos dicen que es su opción y su culpa, yo no creo eso, nada más hay que ver el tipo de opciones que se le han ido ofreciendo. Bueno, tú conoces bien su historia. Nosotros seguimos en el intento de que haya algo diferente para ella.
A Wilmer apenas lo reconocerías. Se adelgazó mucho, mucho más de lo que quisiéramos. Parece que las defensas le continuaron bajando y quedó muy débil, pero por lo menos esta en un hogar de los nuestros y el cariño de sus compañeros lo mantiene con vida. Los médicos dicen que es un milagro que siga vivo. Quizá tienen razón. Quizá el amor es un milagro en el mundo en que vivimos.
Marcela tuvo un bebé, un precioso bebé. Esté en nuestro programa de niñas madre y aunque es demasiado joven, es una gran madre. Una amiga suya no tuvo tanta suerte. Tuvo el bebito en la calle, y a los tres meses vino a denunciar a la Oficina de Apoyo Legal de Casa Alianza que la engañaron y le hicieron firmar unos papeles que ni entendía. Al bebé y a los papeles se los llevaron unos hombres serios y respetables, con traje de chaqueta y corbata.
Bueno, te imaginarás que la mayoría sigue inhalando Resistol. Y no alcanzaste a ver el grado de daño que tienen ya algunos. Carlos apenas puede caminar y habla con mucha dificultad. Babea todo el tiempo. Hace poco lo llevamos a los Estados Unidos para hacerle unas pruebas y así poder documentar que la venta de pegamento ha de ser restringida y controlada, que las compañías no se pueden lavar las manos tan fácilmente.
Claro que también hay buenas noticias. Junior fue presidente del Congreso Infantil en Honduras, y además nos represento en Suiza ante las Naciones Unidas. Hay que reconocer que sabe hablar delante de la gente, tiene las ideas muy claras. Dentro de poco se gradúa y quiere continuar estudiando en la Universidad.
…
Y a ti, mi querido Nahamán… ¡Cómo te extrañamos todavía! ¡Cómo nos apoyamos en ti para continuar esta lucha, aún cuando en los momentos de debilidad y de permanente frustración sentimos que podríamos simplemente tirar la toalla en ese momento!.
Tengo tu retrato colgado en mi pared. Tu mejor amigo, Francisco Tziac, aún llora por ti cuando recuerda tus gritos pidiendo clemencia… y su impotencia de no poder salvarte. Tu espíritu sigue vivo en nuestros corazones, pequeño Nahamán (así te recordamos, pequeño y sonriente)…
Han pasado más de 8 años. Un parpadeo, un respiro, un latido. El tiempo vuela, pero los recuerdos quedan. Nunca te olvidaremos, Nahamán. Los que te conocíamos y amábamos te mantendremos siempre en nuestros corazones.
En cuanto a ellos, aquellos cuatro “valientes” policías -Silvestre Cu Itzep, Rolando Aguilar Dueñas, Marco Tulio Gudiel y Modesto Hernández Sirín-, todos aquellos que juegan a ser Dios para sentirse humanos, será el remordimiento lo que les sirva como un indestructible recuerdo. Creeme. Como las Ides de Marzo, eso regresará a rondarlos. Te lo prometo.
Cortesía de: www.EsTuDerecho.com
Yuri Franco.